LIFE EXPERIENCE

Recogemos la experiencia de Óscar Paz, profesional de AXA y habitual colaborador de la fundación. Óscar conoce de primera mano los beneficios del programa y aquí nos resume su experiencia con un texto que se nota ha sido escrito desde el cariño. Gracias Óscar.

En AXA llevamos colaborando con LanAldi desde el principio, y lo hacemos con la máxima ilusión. Abogados, informáticos, comerciales, responsables de proyectos, responsables de innovación… hemos tenido la oportunidad de vivir esta fantástica experiencia. Como seguro que conoces de sobra en qué consiste, no la voy a explicar de nuevo, pero, permíteme que te la defina de la forma que una de las estudiantes que nos visitó lo hizo: «experiencia de vida»

 Este es parte del texto que esta estudiante compartió con nosotros, y que cada vez que lo leemos nos sigue emocionando:

 «…Sin embargo, creo sinceramente que mi aprendizaje consistió en el recibimiento de lecciones de vida. Un comercial aprende a conversar, a escuchar, a saber entablar relaciones y a mantenerlas, como si fueran meros amigos. También pude observar la continuidad, el esfuerzo y la concentración que requiere no solo el trabajo de comercial sino cualquier trabajo en el que se presentan diferentes problemas que hay que saber afrontar. Fue ayer cuando me di cuenta de que todas esas responsabilidades de las que se hablan son verdaderas, que están ahí, esperándonos en el futuro, mientras que a nosotros nos conciencian y nos avisan de la dureza de la vida. Pero nosotros prestamos la mínima atención y le quitamos importancia, porque no hemos sentido el verdadero ser de una vida de mantenimiento de familia y de trabajo.»

 Lo que demuestra que lo que acaba calando tanto en el profesional como en el estudiante no son tanto los conocimientos técnicos que se comparten, sino todo aquellos relativo a otro tipo de habilidades mucho más emocionales.

 ¿Cuál es mi consejo a mi yo de 16 años?

 Después de 25 años este fin de semana pasado he tenido la oportunidad de volver a quedar con mis antiguos compañeros de colegio, compañeros con los que he compartí 12 años de mi vida, concretamente entre los 6 y 18 años. …y ¿sabes una cosa? Sigo viendo en ellos los mismos niños con los que compartí cientos de recreos. Y digo bien, niños, porque cuando uno empieza a cumplir años y ve las fotos o vídeos de cuando tenía 16 años, dice: «¡menuda cara de niño/a que tenía!» 😉

 Y precisamente que te llamen niño/a es al menos para mí, uno de los mejores «piropos» que te pueden echar… y ¿por qué? Pues porque el niño tiene una mirada especial, una mirada que curiosea, que no prejuzga, que busca el lado divertido de la vida y que le lleva a encontrar más amigos que enemigos y más oportunidades que amenazas.

 Así que ese es mi consejo a mi «yo de cuando tenía 16 años» , que siga conservando la mirada de niño, que siga jugando, que siga viendo la vida como un largo recreo, en el que es muy probable que no siempre pueda elegir trabajar en aquello que le gusta, pero que sí puede elegir CÓMO trabajar, generando entornos colaborativos, utilizando el humor como arma de construcción masiva, poniendo color y música al entorno laboral. 

 Porque si algo hace falta son empresas menos uniformes y más diversas, menos rígidas y más flexibles, menos “serias” y más divertidas … Las empresas necesitan cada vez más creatividad para adaptarse al cambio continuo, y es que como dice la escritora Ursula K. Leg Guin «un adulto creativo es un niño que ha sobrevivido».

 

LanAldi

 

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